HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Insatisfacción y contrariedad

Somos, así no parezca, pero se percibe a leguas, un pueblo descontento, insatisfecho y contrariado en alto grado, consecuencia del mal y peor funcionamiento de sus instituciones que no han sido ni siquiera de lejos democráticas por estar enfermas y generar desconfianza. Fragilidad democrática que se nota en unas instituciones incapaces de identificar y responder a los retos sociales, ambientales, culturales, políticos y económicos que acusa la población en su conjunto.

Son en términos ajustados, instituciones con apenas visos de democracia, ajenas a las demandas ciudadanas, indicando lo cual la necesidad de gestar una dirigencia enérgica, creativa y cercana en verdad a la realidad de la gente, capaz de responder adecuadamente a las necesidades más básicas de los asociados, a fin que se sientan representados, con argumentos nacidos de lo cierto y en donde no falte creatividad, voluntad ni decisión para cambiar lo malo y peor que se encuentre funcionando, como es, entre otros muchos, desempleo e informalidad.

Requiere la comunidad en general políticas robustas y suficientes para satisfacer las necesidades muchas de los hogares que les permita vivir por encima de la línea de pobreza, en lo que importan reclamos ciudadanos, la fuerza decidida de grupos empresariales creativos y con una sólida responsabilidad ciudadana como producto de un debate serio que consulte las propias realidades y necesidades de la base societaria, al tiempo de apuntar todo lo cual a generar efectos económicos positivos.

Lo dicho es urgente, por cuanto detrás de esta débil democracia hay mucho más que insatisfacción y descontento, hay un rechazo sincero y entendible a estas instituciones que no han respondido a las necesidades de los ciudadanos más vulnerables, como tampoco suplido las expectativas de una clase media que ha perdido poder adquisitivo. Uno y otro segmento poblacional que reclaman desde su realidad derechos fundamentales, que una vez plenamente entendidos y satisfechos potenciará una ciudad más justa y mejor.

Insisto, como lo he reiterado en antecedentes columnas, que camino a esa mejor ciudad que anhelamos todos, necesario es sin duda eliminar corrupción y violencia, mejorar los ingresos, disminuir la pobreza, ser más equitativos, mantener y crear empleos tanto dignos como bien remunerados, satisfacer las necesidades básicas de la población, hacer buen uso de los recursos públicos, impulsar mejores niveles de vida y proveer de seguridad real a la ciudadanía, entre otras muchas falencias por salvar. rubenceballos56@gmail. com

Jurista

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