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Festival de Cannes  clausuró con un  mensaje social

Las famosas lucieron sus mejores vestidos para la alfombra roja en la clausura del Festival de Cine de Cannes.

Más de cien mujeres desfilaron por la alfombra roja en un acto simbólico contra la violencia y la discriminación en el mundo.

 

El prestigioso Festival de Cine en la Costa Azul francesa cerró sus puertas la noche de ayer,  y se entregó la Palma de Oro a la mejor cinta a «Shoplifters» (Un asunto de familia).

Fueron 13 días de competencia cinematográfica, glamur y de momentos especiales que tuvieron lugar en el pequeño balneario en el sur de Francia.

Cannes fue, como todos los años, las meca del cine mundial y también la caja de resonancia para reivindicaciones cada vez más fuertes, como la de las mujeres de cine que exigieron el fin de la violencia, la discriminación y el racismo, tras el ‘terremoto’ que supuso el caso Weinstein en Hollywood.

Llegó el momento de decir ‘hasta luego’ a una de los mejores festivales del año donde la mayoría de los invitados han estado sublimes y nos han deleitado con las mejores creaciones del mundo.

La ceremonia de clausura no bajó el nivel

Cate Blanchett se ha convertido en una de las más sofisticadas de la noche en la premiere de ¿Quién mató a Don Quijote? con un vestido americana largo en color negro con detalle rojo en el escote a modo de corpiño superpuesto y maxi lazo en la espalda con cola en el mismo tono. Una creación firmada por Alexander McQueen de la colección Otoño-Invierno 2018

En Cannes, Samal Esljamova, fue la gran sorpresa venida de Kazajistán.

Desconocida para el público e incluso para el mundo del cine, Samal Esljamova saltó a la fama el sábado al lograr el premio de interpretación femenina en el Festival de Cannes por su impactante actuación en «Ayka», de Serguéi Dvortsevoy.

Durante toda la película, la cámara del cineasta instalado en Rusia no se aparta casi nunca de Ayka, de 25 años, que lucha por sobrevivir en una Moscú cubierta de nieve, en un retrato rayano en lo sórdido.

En las primeras imágenes de la película, Ayka abandona a su hijo en el hospital. Y no dejamos de seguirla durante más de una hora y hasta la escena final y sus lágrimas de alivio, cuando decide no obedecer y romper el que parece ser su destino.

Nacida en la ciudad kazaja de Petropavlovsk, hace 33 años, cuando el país seguía siendo una República Soviética, Esljamova estudió en el GITIS, la famosa escuela de arte dramático de Moscú, entre 2007 y 2011.

Con 19 años, cuando todavía era estudiante, actuó en la primera ficción de Dvortsevoy, «Tulpan», recompensada con el premio Una Cierta Mirada en Cannes en 2008.

«Con Ayka, Samal Esljamova ha hecho algo inaudito», celebró el medio de comunicación ruso Meduza. «Nunca hubo semejante grado de autenticidad, de dolor contenido y energía en el cine ruso desde hace tiempo, quizá jamás».

La cámara de Dvortsevoy sigue constantemente a Ayka con largos planos secuencia. La vemos en la casa de okupas donde alquila una cama, en el almacén donde despluma y destripa pollos, en una barriada sombría de Moscú, o mientras se saca la leche materna para aliviar el dolor de sus pechos.

Eslabón invisible de un subproletariado condenado a un estado de casi esclavitud, la joven de 25 años, amenazada por los prestamistas que le dejaron el dinero necesario para comprar una máquina de coser cuando aún soñaba con abrir su taller, enlaza un trabajo mal pagado con otro, y a veces ni siquiera pagado.

«Quería contar la historia de una mujer y de su hijo», explicó el director durante la rueda de prensa oficial de la película. «Y ella lo llevó de forma increíble. El 80% del guión se fue escribiendo a medida que avanzábamos, con Samal. De hecho, tras los 20 primeros minutos del rodaje, el personaje, Ayka, cobró vida propia. Estaba viva y ni yo ni el director de fotografía podíamos controlarla».

«¡Al principio ni siquiera sabía si la iban a matar o no! Lo que era muy importante era saber si su organismo iba a sobrevivir, si iba a sobrevivir al ese parto», prosiguió el realizador, que tuvo la idea de hacer esa película al leer una estadística de 2010 sobre bebés abandonados por madres de Kirguistán.

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