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Las implicaciones de ser el miembro 37 de la Ocde

El 13 de agosto de 2010, ante los industriales que participaron en la asamblea de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), el presidente Juan Manuel Santos expresó su intención de que Colombia ingresara a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).

Desde entonces, el mandatario puso sus esfuerzos en este proyecto que inició formalmente el 30 de mayo de 2013 y que ayer se cristalizó, al lograr la invitación para adherirse como el miembro 37, después de Lituania, que este mes también recibió su visto bueno. En la misma fecha de este año, Santos viajará a París para firmar el Acuerdo de Acceso durante la reunión del Consejo de Ministros de la Ocde.

 

El proceso, será efectivo cuando en Colombia se surtan los trámites internos a través del Congreso de la República y sea entregado “el instrumento de adhesión ante el gobierno francés, depositario de la Convención”, sostuvo la organización en un comunicado.

La primera celebración fue en twitter “Siete años de intenso trabajo para recibir esta excelente noticia: El Consejo de la @OECD aprobó la entrada de Colombia. ¡Ya somos parte de las grandes ligas!”, dijo el Presidente.

El Secretario General de la organización, Ángel Gurría, dijo: “La adhesión de Colombia contribuirá a nuestros esfuerzos por transformar la Ocde en una institución más diversa e inclusiva, lo que garantizará nuestra relevancia en los próximos años y las décadas venideras”. Señaló además que el mundo se enfrenta a desafíos globales de los que solo se puede salir victorioso si “economías emergentes, en desarrollo y avanzadas trabajan de forma conjunta”.

Y es que, pese a todas las críticas que ha sufrido el proceso, Colombia tuvo que pasar duras pruebas de la organización y 23 comités dieron el sí al Estado colombiano, en los mínimos de “buenas prácticas”, por ejemplo en aspectos laborales, del sistema judicial, la gobernanza corporativa de las empresas públicas, la lucha contra el cohecho y el ámbito del comercio.

 

EL PRIMER PASO

Este sí solo es la condición para que empiece el país a alinearse más con los otros 36 territorios, lo que se supone redundará en beneficios económicos y el bienestar social que propende el Grupo.

“Es una oportunidad que tiene el país de superar la trampa del ingreso medio y avanzar (…) lo que tenemos es el reconocimiento de que queremos ser un buen alumno (…), para entrar a la universidad de altísima calidad para aprender de buenas prácticas”, aseguró Saúl Pineda, director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas (Cepec), de la Universidad del Rosario.

Durante estos años, el país ha recibido recomendaciones en todos los comités en los que fue evaluado, la adhesión se da por avances, pero no quiere decir que no haya ajustes que hacer, así que el trabajo apenas comienza.

De hecho, por instrucción de Santos, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) será la entidad encargada de garantizar los avances en los acuerdos propuestos. Luis Fernando Mejía, director de la entidad aseguró que “esta es una tarea de corto, mediano y largo plazo, si bien tenemos mucho qué avanzar, vamos a estar comparándonos con los mejores países”.

La Superintendencia de Sociedades tendrá un papel protagónico, complementó Francisco Reyes Villamizar: ”hay múltiples consecuencias, en asuntos relacionados con soborno internacional, y la vigilancia que se ejerce sobre los procesos de constitución de compañías o la eficiencia de los trámites de insolvencia”.

Con la Ocde no se firman preferencias arancelarias, sino lo que se hace es ajustarse a estándares y medirse regularmente con los demás. “No es para enriquecer más a unas empresas, o vanagloriarnos; esto tiene que estar enfocado en mejorar la calidad de vida de las personas, mejorar la productividad de las empresas y en la eficiencia del Estado”, dijo Pineda.

Algunas cifras muestran las diferencias entre los países (ver gráfico). En los territorios de la Ocde, por ejemplo, la media de gasto público social como porcentaje del PIB es del 21 %, mientras en Colombia es de 8,7 %, la tasa de desempleo promedio es de 6,3 %, la del país se ubica en 9,7 %; en los ingresos fiscales la diferencia es de 34,3 % del PIB, frente a 14 % y las contribuciones a seguridad social representan en promedio el 9,1% del PIB mientras en Colombia son el 1,5%, según referenció el centro de estudios Cedetrabajo.

Según dijo el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, estar ahí es como tener “un sello de calidad. Inmediatamente se reconoce que (…) se hacen bien las cosas, con unos estándares mínimos y eso es importante para un inversionista, da una garantía”.

IMPACTO DE ENTRAR AL CLUB

Los efectos por ahora no se ven claros, sino más bien es un trabajo para el largo plazo con la mira puesta en aplicar unos estándares “ya que nosotros como país no fuimos capaces de autorregularnos (…) el ingreso no significa que nosotros seamos iguales a esos países”, explicó el profesor de la universidad Eafit, Alejandro Torres.

“Seguro el impacto lo veremos en el crecimiento en dos o tres años”, agregó el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, quien además señaló que puede implicar una “atracción mayor de flujos de inversión con un compromiso de seguridad jurídica, aunque este aspecto pasa por muchas instancias en Colombia”.

También es una buena señal para las calificadoras de riesgo “al demostrar que el país se aleja de prácticas populistas o modelos trasnochados de desarrollo”. Aunque gran parte de lo que suceda depende del respaldo político del próximo mandatario colombiano, pues “este es un esfuerzo para tener una política de Estado (…) estas son prácticas voluntarias, pero alejarse de allí plantea un escenario regresivo”, recalcó.

Un asunto relevante es que Colombia entra a un club en el que están los países que coinciden en los escalafones internacionales como más competitivos, más fáciles para hacer negocios, lo que dista de condiciones actuales de Colombia —de América Latina, solamente son miembros plenos Chile y México—(ver Claves).

No obstante, expertos como Mario Valencia, director del centro de estudios Cedetrabajo, se sienten hoy como los “aguafiestas”. Finalmente, al referirse a las recomendaciones de la Ocde el directivo aseguró que “en la práctica son modificaciones de política pública (…) tienden a profundizar decisiones políticas y económicas que no han servido a Colombia para tener altos niveles de desarrollo, y mucho menos, para fortalecer el aparato productivo nacional”.

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