HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Calidad institucional

Se ha cuestionado siempre quienes son más aptos o mejores a la hora de gobernar. Si tecnócratas, políticos tradicionales, letrados, científicos, politólogos, académicos, doctorados, entre otros. Al respecto, considero que lo que se requiere, independientemente de la formación que tengan, son dirigentes y mandatarios abiertamente comprometidos y asistidos de demostradas voluntad, determinación y decisión políticas. Es claro que estudiar, prepararse importa. No obstante, la formación que se tenga jamás indicará, pronosticará ni garantizará en manera suficiente el buen o mal desempeño de un gobernante. Interesa sí, más allá de su programa y bandería política, su historial de vida, perfil, demostradas condiciones y capacidades, conjunto de competencias o habi­lidades distintas para ser puestas al servicio de la administración pública y la sociedad.

Tanto en lo político como en lo administrativo público, unos son mejores que otros para debatir que para administrar un gobierno, co-administrar o legislar. Otro aspecto a tener en cuenta en esto de administrar bien y mejor una colectividad, es como muchos afirman, que un problema de las democracias representativas es que muchos electores confunden carisma o demagogia con habilidad para gobernar acertadamente, lo que constituye un riesgo es real. Lo importante en esto del buen gobernar estriba en la necesidad de resolver los más de los problemas que acusa la base societaria. Repito, ninguna hoja de vida es ni será garantía de un buen gobierno, si no va acompañada de un todo integral que apunte a beneficiar a la comunidad.

 Actuar bien es lo primero en contexto de buen gobierno, mantener el ánimo optimista, opacar la incertidumbre, trabajar por objetivos y resultados, tener tareas concretas en cada nivel de gobierno, ser constructivos, emprender acciones concretas, generar certidumbre, no quedarse sólo en buenas intenciones, comprometer nuestra voluntad a realizar aquello que se quiere cambiar, recordar constantemente su responsabilidad y llamado a ser productivos y hacer eficaz uso de su encomienda de representatividad, es en síntesis, mejorar las condiciones de crecimiento y equidad, que no se alcanza con retórica vacía e insustancial ni peroratas populistas.

 Con mandatarios y gobernantes que no se ajusten correcta y concretamente a bien gobernar, no podemos aspirar a tener un mejor país, toda vez que ello requiere tener una muy clara idea de hacia dónde vamos y a dónde queremos llegar, lo que impone que todo deba marchar de forma ordenada, no permitir que la ilegalidad y la impunidad sigan generando presiones de cada vez mayor alcance; y recordar siempre que vivir en democracia, no es sólo tener relevo de cargos políticos con un sistema electoral operativo, sino habitar en un Estado donde existe y se respeta el Estado de Derecho en igualdad aplicativa para gobernantes y gobernados.

 En todo esto, importan avances, poner atención a nuestras instituciones políticas y de gobierno, potenciar la calidad institucional para que generen resultados y confianza. Es como antes dijimos, ponernos metas concretas para poder prosperar, visión que oficia como una evidente estrategia para dar un primer paso en el rumbo correcto, siendo este tipo de tareas y demandas donde la sociedad civil debe propugnar por los cambios que importantes y urgentes. Caminar en tal dirección y ver unas autoridades reaccionando y respondiendo positivamente, seguro que alcanzaremos seguridad, certeza, optimismo. e integral progreso. [email protected]

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