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Solemne fiesta del Corpus Christi en Santa Marta

Después de comulgar se recomienda aprovechar la oportunidad para conversar con Dios.

La ceremonia religiosa tuvo lugar en la Catedral Basílica de Santa Marta y fue presidida por el señor Obispo de la Diócesis de la ciudad, monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval.

 

Con mucha devoción la comunidad católica samaria participó en la ceremonia del  ‘Corpus Christi’, la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo,   que simboliza la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.

El acto tuvo lugar en la Catedral Basílica de Santa Marta y fue presidida por el señor Obispo de la Diócesis de la ciudad, monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval, con el acompañamiento de los sacerdotes Félix López Escorcia y César Amaya.

Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.

Jesús al instituir la Eucaristía le confiere interiormente el valor sacramental pues a través de ella Él nos transmite su gracia, su presencia viva. Por ello, la Eucaristía es el más importante de los sacramentos, centro de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión cristiana.

De acuerdo con el clero samario al referirnos a la Eucaristía como Comunión, estamos proclamando nuestra unión entre todos los cristianos y nuestra adhesión a la Iglesia con Jesús. Por eso, la Eucaristía es un sacramento de unidad de la Iglesia, y su celebración sólo es posible donde hay una comunidad de creyentes.

Todos queremos ser buenos, y nos damos cuenta de que el camino de la santidad no es fácil, que no bastan nuestras fuerzas humanas para lograrlo. Necesitamos fuerza divina, de Jesús. Esto sólo será posible con la Eucaristía.  Al comulgar, nos podemos sentir otros, ya que Cristo va a vivir en nosotros.

Después de comulgar se recomienda aprovechar la oportunidad para conversar con Dios, nuestro Señor, todo lo que queramos: lo que nos alegra, lo que nos preocupa; darle gracias por todo lo bueno que nos ha dado; decirle lo mucho que lo amamos y que queremos cumplir con su voluntad; pedirle que nos ayude a nosotros y a todos los hombres; ofrecerle cada acto que hagamos en nuestra vida.

 

LA HISTORIA

Esta fiesta surgió en la Edad Media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así, se celebra por primera vez en 1246 en la diócesis de Lieja (Bélgica).

En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la Hostia consagrada brotó sangre, según la tradición.​

Este hecho, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el Papa Urbano IV

Las celebraciones del Corpus Christi suelen incluir una procesión en la que el mismo Cuerpo de Cristo se exhibe en una custodia.

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