HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Duque – Ramírez

“Ni Duque es de extrema derecha, ni Petro es de extrema izquierda”. Esta contundente afirmación de Eduardo Posada-Carbo en su columna de El Tiempo (El centro decide) es una buena brújula para los electores en la segunda vuelta.

Los descalificativos que se han usado en esta campaña son producto de una desafortunada estrategia para ‘diabolizar’ al otro. Siempre he creído que democracia y moderación van juntos. La exageración y los intentos para deformar la imagen del adversario no contribuyen al debate democrático que siempre debe estar presente.

Hemos ido entrando, por fortuna, en el esquema gobierno-oposición que estableció el presidente Barco (1986-1990). El 27 de mayo ganaron dos versiones de la oposición. Y, ¡oh sorpresa!, oposición y coalición de gobierno se unieron, dando muestras de un gran pragmatismo que busca evitar el descalabro que sufrió Bogotá, que puede ser aún mayor en un gobierno nacional. Apenas lógico porque Petro encarna la oposición contra el Sistema. Ojalá, de ninguna manera, esto implique preservar los peores vicios, entre ellos el de la corrupción. Me parece que las propuestas de lucha contra la corrupción deben ser reforzadas con los mecanismos que han probado ser más eficaces en el mundo.

En esta perspectiva conviene reproducir el último párrafo del libro de María Fernanda González Binetti, editado el 25 de enero, sólo 45 días antes de las elecciones del 11 de marzo, que presentaba un perfil de los principales aspirantes a la Presidencia. Dice así: “A través del análisis estadístico podemos confirmar que Iván Duque no incluye un lenguaje de ruptura ni las posiciones más radicales de su Partido, como la ideología de género, el castrochavismo o la expresión ‘entrega del país a las Farc’”. Este libro tan oportuno según el prologuista, Roberto Pombo Holguín, le proporciona al votante una perspectiva útil elaborada por una doctora en ciencia política de la Sorbona, que vive buena parte del tiempo en París y no está ligada a candidatura alguna. Sus descripciones, resultado de investigación y de entrevistas con los candidatos que disputarán la Presidencia el 17 de junio, ofrecen un elemento de juicio con el cual no hemos contado en otras contiendas similares.

En ese perfil, los principales referentes de Iván Duque son Darío Echandía, Alberto Lleras, su padre y, por supuesto, Álvaro Uribe. La doctora González registra el ‘fuego amigo’ que recibió la aspiración de Duque desde el Centro Democrático. Por eso, por moderado. El perfil reafirma, como lo dijo el expresidente César Gaviria que Duque es autónomo, no es títere y reproduce el recuerdo que él tiene de las llamadas que el presidente Santos hiciera a Álvaro Uribe para escuchar su opinión sobre algunos temas. “Usted es el Presidente”, era la respuesta. O sea que Iván Duque tiene un testimonio directo del respeto de Álvaro Uribe por la autonomía presidencial.

Marta Lucía Ramírez, su vicepresidenta, en el perfil que se traza de ella, es una mujer de mucho carácter, persistente, obstinada, si se quiere, con vuelo propio y, claro está, de ideas conservadoras y con una alta sensibilidad social. Y abierta a la controversia y a las opiniones diferentes.

En buena hora contamos con estos perfiles y se podría decir con la doctora González que se trata en el caso de Duque y, añadiría, de Ramírez, de la “expresión más moderada del Centro Democrático”, Pág. 89.

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