HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Con una eucaristía celebraron Corpus Christi  en El Banco

El Corpus Christi simboliza la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.

En la Catedral Nuestra Señora de la Candelaria del municipio de El Banco, se llevó a cabo la celebración del Corpus Christi con una Eucaristía, presidida por Monseñor Luis Gabriel Ramírez.

 

Luego de la celebración religiosa, los asistentes recorrieron  las principales calles del municipio, hasta llegar a la capilla de San Francisco.

Con mucha devoción la comunidad banqueña participó de la ceremonia del Corpus Christi la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo,   que simboliza la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.

Jesús al instituir la Eucaristía le confiere interiormente el valor sacramental pues a través de ella Él nos transmite su gracia, su presencia viva. Por ello, la Eucaristía es el más importante de los sacramentos, centro de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión cristiana.

Durante el acto estuvo presente el alcalde de El Banco Víctor Rangel López, la Gestora Social, Lic. Liliana Mejía Ballesteros, Policía Nacional y Defensa Civil.

CORPUS CHRISTI

Dios utilizó a santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta. La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Por diferentes intrigas tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.

Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.

Ella le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente al Papa Urbano IV.

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